
Eso de ser francos, pero así bien franceses, con franqueza es una cuestión que sirve muy bien para el eslogan chauvinista camba, pero miéchica que es incómodo de aplicar bajo el sol. Sinceramente, así con sinceridad, es más cómodo usar o abusar de los eufemismos, que resultan verdaderamente, con certeza, “eu-feísimos” redundantes y repetitivos que cansan de tanto decir lo mismo con tantas vueltas.
Como dice el profe, todo se entiende mejor con ejemplos y aquí van unos cuantos: cuando toca decidir el retiro de los cordones discontinuos del BRT fantasma, en el primer anillo, para mejores señas, se está diciendo sin decir: quitar de la vista cualquier vestigio de la gestión municipal pasada, salvo para darle palo, y de carambola coronar justo en época carnavalera, un acto de justicia en favor del desvalido gremio sindicalizado de los nunca bien ponderados propietarios de microbuses, cromis para los usuarios frecuentes, los yescas como yo.
Un conductor especializado en el transporte masivo urbano de pasajeros en ratos libres y de ocupación oficial atormentador sistemático, tenaz y consecuente de otros usuarios de vías públicas citadinas (micrero) tiene ya muchos problemas en la espalda y los riñones como para estarse preocupando por el cumplimiento obligatorio y pormenorizado de las normas de tránsito estipuladas en el Código ídem, lo cual es, vaya injusticia, incomprendido por el no menos esforzado funcionario público ataviado con uniforme sintético y autoperfumante del glorioso verde olivo con wiphala obligatoria, que cumple cotidianamente con sacrificio y dedicación la delicada misión de mantenerse al acecho, tras cualquiera de los totaíses aún en pie en los separadores de vía calumniados como jardineras centrales, para aparecer mágicamente y en un santiamén en la ventanilla del automovilista potencialmente infractor, con la libreta (de ahorros) en la mano y el característico ceño fruncido autoritario seguido del “licencia por favor”, pero un por favor que parece cualquier cosa menos favor, bueno, ustedes me entienden.
Tantas vueltas para decir algo, oiga, y eso sin ser vueltero del primero, segundo, tercero o cuarto anillos, para no mencionar los vuelteros de los demás anillos chutos por culpa del río Piraí, que obligan a los ya citados conductores especializados y bla, bla bla, a introducirse subrepticiamente en otros anillos de propiedad de las líneas (vaya paradoja) que con justo precio abonado al sindicato usufructúan de las vías que de mala gana deben compartir con el resto de los entusiastas contribuyentes que las solventan, sobreprecios y todo, con el pago puntual de los impuestos aquel último día de plazo con descuento y sin multa, después de tres prórrogas, preferentemente en época de contratación de funcionarios que meses después pasarán a ser identificados como congéneres del gringo Gasparín y el criollo Duende, para beneplácito de los funcionarios nuevos, que en realidad son los antiguos, pero con camiseta y rostro remozado, sin gran esfuerzo de disimulo.
Sí, todas esas vueltas en el lenguaje, son las que explican de modo contundente y sin lugar a dudas, como para que quede claro, de qué se habla cuando se trata de uso y abuso de los eufemismos, o más concretamente eu-feísimos. ¿Eu feísimo? Preguntaría el güey, antes pariente, que duerme en Quijarro, pero vive en Corumbá.
Es que ahora abundan los güeyes, con diéresis incluida aunque sea para figurar, porque la influencia de los tik tokers mexicanos es tan grande como las ansias de imitarlos a cabalidad por los tiki tokeros criollos, que son tanto o más sacrificados que los conductores especializados y bla bla bla, o los funcionarios públicos ataviados y bla bla bla, porque también deben lidiar con los onerosos y poco eficientes servicios de conexión a la red Internet que preferentemente se publicita con énfasis en el destaque de la velocidad cincogé, que es como decir sin coger la señal de tan bonitas antenas colocadas estratégicamente para adornar el skyline de la cosmocollita Santa Cruz de la Sierra, con motosierra. ¿Qué sería de nosotros, tristes mortales, por o sin COVID-19, privados del concurso de apenas estos tres o cuatro botones de muestra en el conglomerado inhumano urbano cruceño y autonomista?, Al menos alegran la existencia o sobrevivencia cotidiana y nos distraen para no tener que concentrarnos en noticias que se repiten en los noticieros desde hace ya buen tiempo en todos los campos, canales y señales, que acobardan porque son notoriamente negativas e impiden el gozo inmoderado y desprovisto de culpa del sano privilegio de la felicidad, así sin eufemismos, porque hablar claro y directo es, francamente, con franqueza, lo mejor.