“Descubre el filósofo que hay en tu interior”, reta Hernán Cabrera Maraz, un polemista nato, en su reciente obra Filosofar la vida. Entre líneas, señala que cualquiera puede ser filósofo porque el amor a la sabiduría, en estos tiempos de cólera, tiene que ser proclamado, sino, ¿para qué?
Crítico mordaz del pensamiento empaquetado en mensajes -si acaso llegaran a ser tales- en redes sociales, nos interpela en su estilo desenfadado, cachafaz, y nos invita a reflexionar con el acicate de frases célebres de pensadores de todos los tiempos y matices. Al mismo tiempo nos alienta: «Las redes sociales te dan alas, úsalas», porque resulta que callar es peor que mentir.
En la era de «libros vemos, escritores no sabemos”, porque un buen prompt produciría en cualquier herramienta generativa de Inteligencia Artificial un libro de doscientas páginas, incluso más rápido de lo que se lee este párrafo, Filosofar la vida, en sus diez capítulos, es nomás de Hernán. Están descritos los cacharros en los que lo vimos transitar rutas coincidentes, se reconoce fácilmente su entorno familiar y el círculo social próximo. Un espacio vital que no es desconocido.
Así, en el texto se delata el periodista y el ex representante del Defensor del Pueblo enemigo de los formalismos. Aparece el “polemicazo” que le presta su voz a los personajes de las historias reales e imaginarias, siempre verídicas. “Toma nota de estas precisiones de algunos compañeros en esta ruta de la filosofía…”, escribe. Ora en tercera persona, ora en primera. Narra objetivamente, y de pronto se introduce en la narración. Sale. Invita al ruedo al filósofo conocido, acomoda luego al pensador menos popular, mete la cabeza propia en el encuadre y al final aparecen todos en el retrato familiar, núcleo que se forjó en esa biblioteca elevada y hogareña. Este séptimo libro de Hernán Cabrera Maraz es eso; juntos y revueltos el autor, sus libros, sus querencias y sus consabidos peros. Como un tamal mal amarrao, pero sabroso y picante.
Osman Patzi / mayo 2024
Este séptimo libro de Hernán Cabrera Maraz es eso; juntos y revueltos el autor, sus libros, sus querencias y sus consabidos peros. Como un tamal mal amarrao, pero sabroso y picante.